El duelo es una reacción emocional ante una pérdida sin posibilidad de reparación. Una circunstancia que no siempre tiene por qué ir ligada a la muerte, pudiendo tener distintas causas: la desaparición de un ser querido, la pérdida de la salud o la separación de la pareja provocan emociones con una base común que se diferencian en intensidad y en la capacidad para asumir esa pérdida.
Aunque se trata de un proceso desgarrador, el duelo cumple un papel adaptativo que incluso puede llegar a contribuir al crecimiento personal. Pero no podemos obviar que es una de las experiencias más estresantes que hemos de afrontar y está asociada, entre otros, a importantes problemas de salud como depresión, ansiedad, abuso de fármacos y alcohol, problemas cardíacos o ideación suicida. De ahí la necesidad de crear recursos que ayuden a afrontar las distintas etapas del duelo, que Kübler-Ross resume en las siguientes fases: Negación, Ira, Culpa, Tristeza y Aceptación.